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Espondilitis anquilosante: síntomas, causas y tratamiento.

Tabla de contenido:

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Definición

¿Qué es la espondilitis anquilosante?

La espondilitis anquilosante (EA) es una forma de artritis (artritis) que afecta principalmente al área articular de la columna. Esta afección hace que la zona de la espalda, las costillas y el cuello se sienta rígida y dolorosa.

Con el tiempo, esta inflamación hace que los huesos pequeños de la columna se fusionen, haciendo que la columna sea menos flexible. En casos graves, la unión de estos pequeños huesos hace que su postura se incline hacia adelante.

La espondilitis anquilosante es una enfermedad crónica e incurable. Sin embargo, el tratamiento administrado puede reducir los síntomas y retrasar la progresión de la enfermedad.

¿Qué tan común es la espondilitis anquilosante?

La espondilitis anquilosante es una forma menos común de artritis. Mientras tanto, otros tipos de artritis son más comunes, como la osteoartritis, la artritis reumatoide o la gota (gota).

Esta enfermedad generalmente ocurre en hombres que en mujeres. En cuanto a la edad, la espondilitis anquilosante es más común en personas menores de 45 años.

Signos y síntomas

¿Cuáles son los signos y síntomas de la espondilitis anquilosante?

Los signos y síntomas de la espondilitis anquilosante pueden variar de persona a persona. Sin embargo, al inicio de su aparición, algunos de los síntomas más comunes de la espondilitis anquilosante son:

  • Dolor o molestias en la zona lumbar y en las caderas, que suele aparecer por la mañana durante 30 minutos y desaparece durante el día o con la actividad, y por la noche, que a menudo provoca que se despierte del sueño.
  • La espalda baja se siente rígida, lo que a menudo ocurre por la mañana o después de descansar demasiado.
  • Sensación de mucho cansancio.

Estos síntomas generalmente se desarrollan lentamente durante semanas, meses o años y pueden aparecer y desaparecer. Con el tiempo, el dolor en la zona lumbar puede irradiarse a otras áreas de las articulaciones, como el cuello, los hombros o los muslos.

De hecho, algunas personas pueden incluso experimentar dolor, rigidez e hinchazón en las articulaciones de las rodillas, los tobillos, las costillas o los omóplatos. Si la mayoría de los huesos están afectados, esta condición puede dificultarle la realización de actividades.

Además de los signos anteriores, también pueden surgir varios otros síntomas, especialmente si la enfermedad ha progresado. Los síntomas de la espondilitis anquilosante son:

  • Disminucion del apetito.
  • Pérdida de peso.
  • Fiebre.
  • Erupción cutanea.
  • Dolor de estómago y diarrea.
  • Cambios en la visión, dolor ocular o enrojecimiento del ojo debido a la inflamación del ojo.
  • Dolor en el pecho u opresión alrededor del pecho, lo que dificulta la respiración profunda.

Puede haber otros síntomas que no se enumeran. Si tiene preguntas sobre los signos de enfermedad, consulte a un médico.

¿Cuándo acudir al médico?

Debe consultar a un médico de inmediato si siente los primeros signos o síntomas de espondilitis anquilosante como se enumeran anteriormente, especialmente si ocurren de forma continua y no desaparecen. El tratamiento temprano puede reducir el riesgo de gravedad de la enfermedad en el futuro.

El cuerpo de todas las personas generalmente muestra diferentes signos y síntomas. Por lo tanto, siempre hable con su médico para encontrar un método de diagnóstico y tratamiento que se adapte a su condición.

Causas y factores de riesgo

¿Qué causa la espondilitis anquilosante?

Hasta ahora, la causa de la espondilitis anquilosante no es segura. Sin embargo, argumentan los expertos, esta enfermedad puede ser causada por factores genéticos y ambientales.

El principal gen asociado con el riesgo de espondilitis anquilosante se llama HLA-B27. La razón es que se detectó que algunas personas con AS tenían este gen. Sin embargo, no todas las personas que tienen este gen desarrollarán espondilitis anquilosante.

La razón es que, según lo informado por la Spondylitis Association of America, es probable que el gen HLA-B27 solo juegue alrededor del 30 por ciento del riesgo general de enfermedad en EE. UU. Se cree que el resto proviene de otros trastornos genéticos desencadenados por factores ambientales, como una infección bacteriana.

Este otro gen funciona junto con HLA-B27, lo que aumenta el riesgo de espondilitis anquilosante. Los científicos han identificado más de otros 60 genes asociados con AS. Entre los genes que se han identificado se encuentran ERAP1, IL-12, IL-17 e IL-23.

¿Qué aumenta su riesgo de contraer espondilitis anquilosante?

Aunque se desconoce la causa principal, se dice que varios factores aumentan el riesgo de que una persona desarrolle espondilitis anquilosante. Los diversos factores de riesgo de la espondilitis anquilosante son:

  • Género

Esta enfermedad es más común en hombres que en mujeres. Por lo tanto, los hombres tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad de AS.

  • Rango de edad específico

Esta enfermedad generalmente ocurre entre las edades de 20 a 40 años. Sin embargo, la EA también puede comenzar a la edad de menos de 10 años.

  • Historia familiar y genética

Si tiene un pariente o miembro de la familia con espondilitis anquilosante, tiene más riesgo de desarrollar la enfermedad. La razón es que el gen HLA-B27 se puede transmitir de padres a hijos. También se estima que entre el cinco y el veinte por ciento de los niños con este gen desarrollarán AS en algún momento.

  • Ciertas condiciones médicas

También corre el riesgo de padecer la EA si padece determinadas afecciones médicas, como enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa (inflamación de los intestinos) o psoriasis.

Complicaciones

¿Cuáles son las posibles complicaciones de la espondilitis anquilosante?

En casos graves, la espondilitis anquilosante puede hacer que se forme hueso nuevo en la columna. Esta nueva formación de hueso cierra gradualmente el espacio entre las vértebras para que los huesos pequeños se unan.

Esta condición hace que la columna se vuelva rígida y pierda su flexibilidad. Además, los huesos pequeños que se pegan entre sí también hacen que las costillas se vuelvan rígidas, lo que interfiere con la función de los pulmones.

Aparte de estas condiciones, las complicaciones de la espondilitis anquilosante que pueden ocurrir son:

  • Inflamación del ojo o iritis.

La inflamación del ojo (iritis), también conocida como uveítis, puede ocurrir en personas con EA. Esta condición se caracteriza por enrojecimiento, dolor, sensibilidad a la luz y visión borrosa.

  • Osteoporosis y fracturas

La espondilitis anquilosante puede provocar osteoporosis de la columna, que es una afección en la que los huesos se vuelven quebradizos. Esta condición puede aumentar el riesgo de fracturas en la columna.

  • Problemas del corazón

La espondilitis anquilosante puede causar inflamación de la aorta, que es la arteria más grande de su cuerpo. La aorta inflamada puede agrandarse, luego dañar la válvula aórtica en el corazón e interferir con su función. Esta condición puede provocar una enfermedad cardíaca.

  • Síndrome de cola de caballo

El síndrome de cola de caballo es una complicación poco frecuente de la espondilitis anquilosante. Esta complicación puede ocurrir cuando los nervios debajo de la columna están comprimidos. Esta afección puede causar una variedad de síntomas, como dolor o entumecimiento en la espalda baja y los glúteos, debilidad en las piernas, incontinencia urinaria e incontinencia intestinal.

  • Amilosis

Una complicación muy rara de la EA es la amiloidosis, que es una afección en la que el amiloide (una proteína producida por la médula ósea) se acumula en órganos como el corazón, los riñones y el hígado. Esta afección puede causar varios síntomas, como fatiga excesiva, pérdida de peso, retención de líquidos, dificultad para respirar y entumecimiento u hormigueo en las manos y los pies.

Diagnóstico y tratamiento

La información descrita no sustituye el consejo médico. Siempre consulte a su médico.

¿Cómo diagnostican los médicos la espondilitis anquilosante?

Para diagnosticar la espondilitis anquilosante, su médico le preguntará acerca de sus síntomas, cuánto tiempo ha tenido sus síntomas, cualquier condición médica que pueda tener y sus antecedentes familiares. Después de eso, el médico realizará varias pruebas para confirmar el diagnóstico. Algunas de las pruebas que se realizan comúnmente para diagnosticar la espondilitis anquilosante son:

Examen físico

Durante un examen físico, su médico buscará signos y síntomas, incluido el dolor a lo largo de la columna. Su médico puede ordenarle que se mueva y se doble en diferentes direcciones y respire profundamente para verificar si tiene problemas para respirar.

Prueba de imagen

Radiografías o radiografías y imagen de resonancia magnética (IRM) generalmente se realiza para ayudar a diagnosticar la EA, aunque ambas pruebas tienen limitaciones.

Las radiografías pueden mostrar cambios en la columna y las articulaciones, pero puede llevar años determinar la causa. Mientras tanto, con la resonancia magnética, los médicos pueden encontrar un diagnóstico más rápido y preciso, porque puede mostrar daños más detallados, aunque esta prueba es más cara.

Prueba de sangre

Los análisis de sangre generalmente se realizan para buscar inflamación en su cuerpo, que es un signo temprano de la enfermedad de AS. Además, también es posible realizar un análisis de sangre para detectar el gen HLA-B27, aunque no todas las personas con enfermedad de AS lo tendrán.

¿Cuáles son las opciones de tratamiento para la espondilitis anquilosante?

No existe ningún tratamiento que pueda curar por completo la espondilitis anquilosante. Sin embargo, aún es necesario realizar un tratamiento para aliviar los síntomas y retrasar la progresión de la enfermedad. Algunos de los tratamientos para la espondilitis anquilosante son:

Drogas

Algunos de los medicamentos comúnmente administrados por los médicos para tratar esta enfermedad, a saber:

  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como aspirina, ibuprofeno, naproxeno o indometaquina, para aliviar el dolor y la inflamación.
  • Fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME), como sulfasalazina y metotrexato, para reducir la inflamación de las articulaciones.
  • Corticosteroides que se inyectan en las articulaciones inflamadas.
  • Terapia biológica, como inhibidores del TNF (incluido etanercept, adalimumab, infliximab, golimumab), para detener la inflamación.

Terapia física

La fisioterapia puede ayudarlo a aliviar el dolor, aumentar la fuerza muscular y mantener la flexibilidad en las articulaciones, lo que le facilita moverse y realizar actividades. Además, esta terapia también puede ayudar a mantener su postura para mantenerse erguido.

Operación

Es posible que sea necesaria una cirugía si el dolor empeora o si la articulación se ha dañado y necesita ser reemplazada. Sin embargo, la mayoría de las personas con espondilitis anquilosante no necesitan este procedimiento de tratamiento.

Cuidados en el hogar

¿Cuáles son algunos cambios en el estilo de vida o remedios caseros que pueden tratar la espondilitis anquilosante?

Los remedios caseros y de estilo de vida que pueden ayudar a tratar la espondilitis anquilosante incluyen:

  • Ejercicios ligeros de rutina para ayudar a reducir el dolor, aumentar la flexibilidad de las articulaciones y mejorar la postura, como natación, pilates, yoga y tai chi.
  • Mantenga su peso comiendo una dieta nutritiva balanceada que sea baja en grasas.
  • No fume ni beba alcohol.
  • Aplique una compresa tibia o fría en la articulación afectada para reducir el dolor, la rigidez y la hinchazón de la articulación.

Si tiene alguna pregunta, consulte a su médico para encontrar la mejor solución a su problema.

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